Los campos y montañas que un día protegieron el corazón del hierro han pasado a convertirse en un recorrido que combina paisaje, ocio y conocimiento. Estas rutas devuelven a los visitantes los recuerdos de la Edad de Oro de las ferrerías. Palacios y casonas de quienes se enriquecieron con el negocio del hierro, caminos por donde circulaba el mineral, bosques de hayas trasmochadas en los que los carboneros obtenían carbón para las ferrerías o presas creadas para aumentar la potencia de las instalaciones salpican estos paseos que, comienzan en el Parque de Mirandaola-Legazpi, ubicado en las faldas del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.
En estas rutas descubriremos también la estrecha relación entre ferrones y caseros. Unos producían hierro y herramientas y los otros producían alimento; eran sin duda dos comunidades que se necesitaban pero que a su vez estaban continuamente enfrentadas, ya que ambas compartían el mismo territorio: unos lo necesitaban para plantar árboles y producir combustible para las ferrerías, y los otros para los pastos y soroas.

Caserío de Erreizabal
Comienzo:Parque de Mirandaola Distancia: 1,8 km Desnivel: 57 m Duración: 45 minutos a pie
El recorrido se puede realizar tanto en bicicleta como a pie y es muy recomendable realizarlo en familia; hay que tener en cuenta que podemos encontrar barro a lo largo del camino.
No se recomienda realizarlo con cochecitos de bebé.
Caserío de Igaralde
Comienzo:Parque de Mirandaola Distancia: 2 km Desnivel: 57 m Duración: 60 minutos a pie
El recorrido se puede realizar tanto en bicicleta como a pie y es muy recomendable realizarlo en familia; hay que tener en cuenta que podemos encontrar barro a lo largo del camino.
No se recomienda realizarlo con cochecitos de bebé.